Una jugadora de 17 años, dueña de una destreza que muchos envidarían, transformó en sinónimo de espectáculo la participación de Brasil en el Mundial de fútbol femenino Sub-20, que se disputa en Chile, gracias a las acrobacias que realiza empinada sobre su metro 58 de estatura.
La temeraria Leah toma impulso, da una vuelta en el aire -en un momento queda boca abajo apoyándose sobre el balón- y al girar de nuevo para quedar de pie, el balón sale de sus manos disparado con un efecto de catapulta, lo que permite que llegue con facilidad al centro del área.
"No es un truco para el espectáculo, es casi como un córner y así la acción de ataque es más peligrosa", señaló la jugadora, quien además asegura que la pirueta no valdría de nada "si no tuviese a esas geniales compañeras en el área".
La estrella del 'scratch femenino' nació en la ciudad de Sao Paulo, donde sus abuelos estadounidenses se instalaron junto a sus padres para realizar misiones cristianas. A los dos años de vida emigró a Chicago, donde comenzó a profesionalizar su pasión por el balompié. En 2006, el entrenador Sub-20 de Brasil, Jorge Luiz Barcellos, supo de ella justamente por su acrobática jugada, la misma que la llevó a ser reconocida en el club de fútbol femenino de la Wheaton Academy de Chicago.
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