13 de septiembre de 2009

Cerca de cumplir su sueño

Juan Martín Del Potro ganó hoy el partido más importante de su vida. Así lo ratificó con sus propias palabras con una mezcla de timidez y emoción en el ardiente cemento de Nueva York, que vio como el tandilense aplastó a un gigante como Rafael Nadal con un inobjetable triple 6-2. Claro, su vertiginosa carrera hizo que la relevancia de este partido pueda ser rápidamente sobrepasada por la final de mañana, esa que 32 años después (Vilas campeón en el 77) volverá a tener presencia argentina.

En la definición de mañana se las verá con el suizo Roger Federer, quien volvió a jugar un impecable partido y derrotó al serbio Novak Djokovic con parciales de 7-6, 7-5 y 7-5. En una especie de homenaje por el regreso de un argentino a la final del último major del año, el número uno dibujó una extraordinaria e imperdible Gran Willy en el último game, que terminó por desatar la locura del público.

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