Era la gran oportunidad de Boca de olvidar por al menos unas horas todo lo acontecido (la salida de Basile, las polémicas declaraciones de todos los implicados y la partida de Bianchi que no fue oficializada), pero River volvió a festejar en Mendoza y se adueñó de los clásicos de verano. Fue 1-1 en los noventa y 3-1 para los de Núñez en los penales.
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